Empresarios de grandes ligas se la juegan con Cuitláhuac García por Veracruz, reconocen avances

Es tan intenso el embate mediático de los que quieren regresar a gobernar Veracruz contra los que están, que hacen ver todo oscuro, nebuloso y sin futuro.

Sin embargo, algunos políticos olvidan que desde donde se mueve la política es desde la economía y que si en ésta el gobierno actual emprende acciones que lleven a mejorarla, son los empresarios los primeros que lo detectan y apoyan.

Y es que los empresarios huelen dónde hay “bisne”, dónde se pueden acomodar y hacer negocios. Así que cuando lo sienten, dejan atrás la política para sin ambages reconocerlo públicamente y hacer alianzas con el poder en turno… sea del partido político que sea.

Eso acaba de pasar en Orizaba, donde empresarios veracruzanos y otros que sin serlo invierten en el territorio jarocho, reconocieron avances en la seguridad pública y dijeron estar dispuestos a seguirle apostando a Veracruz frente a frente con el gobernador Cuitláhuac García Jiménez.

Lo anterior sucedió en el marco del Consejo para el Fomento a la Inversión, el Empleo y el Crecimiento Económico, en el que participaron fuertes y emblemáticos empresarios de grandes ligas como Othón Porres Bueno (dueño de ingenios azucareros y expresidente de la Cámara Nacional de la Industria Azucarera y Alcoholera), además del cordobés Guillermo Rivas Díaz, el empresario-político orizabeño Juan Manuel Diez y Antonio Chedraui, entre otros.

Y es que en Veracruz confluyen varias de las políticas nacionales de crecimiento económico, como las multimillonarias y de gran visión que actualmente se realizan en el Istmo de Tehuantepec y en la producción de gas natural en la región central del Estado.

Así que el negro panorama que algunos políticos y partidos de oposición ven, no es compartido por los empresarios de grandes ligas que se reunieron en Orizaba con el gobernador Cuitláhuac; por lo que no sería remoto ver en breve también algún cambio en el discurso de la oposición, pues sabido es que los empresarios en abierto no suelen tatuarse el sello de partido político alguno, pero sí los mueven en su favor.

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